Abstract

Experts have found that early childhood is the most important period for language development, the time when children make their greatest strides in building their language abilities. That makes this period one of the most interesting to study on a psycholinguistic level. How do families try to help their children learn two languages? Is there a 'right way' to do it? Researching the psychology of developing languages through the work of various experts in the field can help us understand modern views of bilingualism as well as consider different approaches. This essay explores the psychology of bilingualism and asks how it can be used to understand the struggles that families face as they attempt to raise bilingual children.

¿Cómo apoyar a los niños bilingües?

El ruso no es uno de los idiomas más comunes de Boston. Entonces, si un padre no ha usado su ruso en años, ¿por qué enseñarlo a su hijo? Keith Gessen, originalmente de la Unión Soviética, se mudó a Boston con su familia hace muchos años. Ahora, él vive con su esposa e hijo en una comunidad que principalmente habla inglés y que no tiene nadie que hable ruso (Gessen). Algo notable es que Keith no es maestro de ruso y él admite que no sabía cómo enseñarlo. Fue un proceso extenso antes de que su hijo pudiera reconocer algunas palabras rusas. Keith todavía está hablando solamente en ruso con su hijo, leyendo cuentos para niños y comprando música y programas de tele en ruso para compartir. Él está intentando subir la presencia de ruso en su casa. Es su deseo que eventualmente su hijo pueda tener una experiencia con ruso como la suya.

Como Keith Gessen, las otras familias que usan por lo menos dos idiomas con sus hijos tienen un plan para ayudarlos. Keith solamente sabía que quería usar ruso con su hijo y mantener la tradición lingüística. Un estudio de Victoria Rodríguez analizó tres familias que formularon planes específicos para que sus hijos aprendieran dos idiomas. Este estudio enfoca en los deseos de las familias y cómo fue la educación de los dos lenguajes para estos niños. Todas las familias incluidas en el estudio tenían un plan similar: usar el español en la casa e inglés en la escuela (Rodríguez 177). De esta forma, la idea era que ellos podrían enseñar su idioma y cultura sin hacer que fuera más difícil para sus hijos ir a una escuela monolingüe en los EEUU. En cada uno de estos ejemplos, la familia quería enseñar el idioma y también compartir su cultura e incluir los hijos en esta parte de sus vidas. Es un deseo muy común en las familias bilingües y puede ayudarles a pasar más tiempo juntos y compartir más. No hay ningún ejemplo donde una familia quiera disminuir las habilidades lingüísticas de sus niños. Siempre tienen el objetivo de dominar los dos idiomas. Cuando la familia está enseñando otro idioma a un niño, puede ser beneficioso saber más sobre el bilingüismo para apoyarlo mejor.

Antes de una revolución en la psicología cognitiva, fue aceptado que ser bilingüe puede dañar un cerebro en desarrollo. Un estudio de Krista Byers-Heinlein, una doctora en este campo de la psicología, considera los seis malentendidos más comunes sobre ser bilingüe durante la crianza. Ella responde en una manera muy razonable en vez de decir que todas estas preguntas son ridículas. Por algo son preguntas comunes y no es ridículo pensar así sin la información correcta. Su explicación empieza con el tema de ‘confusión’ y describiendo cómo los niños bilingües pueden parecer confundidos cuando usan dos idiomas. En inglés, hay una palabra para describir la combinación de idiomas: “code mixing”. Este fenómeno crea la apariencia de estar confundido, pero en verdad es una parte normal de aprender idiomas (“Bilingualism in the Early Years: What the Science Says” 97). Cuando ellos están aprendiendo dos idiomas a la misma vez, y no tienen mucho vocabulario, van a usar lo que tienen. Básicamente, si ellos ven un perro y no saben la palabra en español, van a usar la palabra que tienen: “dog”. Usando una palabra que no existe en el idioma que están usando en el momento no significa que estén confundidos, sino que buscan otra manera de representar lo que quieren decir (“Bilingualism” 97). Byers-Heinlein describe cómo los infantes de cuatro meses tienen la habilidad de percibir las diferencias entre los sonidos de los idiomas, y que los niños monolingües pierden esta habilidad en algunos meses, pero no los bilingües (“Bilingualism” 97). Los niños bilingües no solamente no están confundidos, tienen la habilidad de diferenciar entre idiomas mejor que los niños monolingües.

Otra pregunta es sobre si los niños bilingües son más inteligentes. Ser bilingüe puede ser percibido como evidencia de inteligencia, pero Byers-Heinlein explica que los beneficios cognitivos y sociales de ser bilingüe son similares a las ventajas que tienen los niños que tocan instrumentos (“Bilingualism” 99). Ser bilingüe no es la única manera de encontrar beneficios cognitivos, hay otros “ejercicios” que una persona puede empezar. Por ejemplo, puede ser beneficioso participar en deportes y programas de música.

Byers-Heinlein también presenta varias preguntas relacionadas con la enseñanza de dos idiomas. La pregunta central es: ¿debo usar solo un idioma con el niño? Ella explica que es normal mezclar idiomas pero que los estudios no ofrecen conclusiones claras (“Bilingualism” 101). Otra pregunta sobre la enseñanza es cuándo deben empezar a aprender el segundo idioma. Byers-Heinlein escribe que puede ser mejor aprender un idioma temprano, cuando son bebés, pero que los padres no deben tener miedo si empiezan a aprender el segundo idioma después (“Bilingualism” 103). Hay profesionales que trabajan en este campo que dicen que no hay un “periodo crítico” para aprender idiomas, pero hay otros expresando lo opuesto.

Estas ideas complementan un estudio de la psicóloga Erika Hoff. Hoff estudia la mezcla de idiomas en las casas de familias que inmigraron a los Estados Unidos. En sus estudios, pasa tiempo con las familias que hablan español y una versión limitada del inglés. Los padres en estas casas enfrentan una situación compleja cuando sus hijos van a la escuela. Ellos no saben cómo enseñar un idioma que no conocen, pero los niños van a necesitar el inglés para aprender en la escuela. Los estudios de Hoff explican que es mejor para las familias usar el idioma que controlan más, en vez de tratar de enseñar uno que también están aprendiendo (Hoff 8). La razón es que los niños están desarrollando su vocabulario y necesitan aprender palabras en los dos idiomas. Si los padres pueden proveer un vocabulario más extenso en español, es mejor usarlo en vez de su versión limitada de inglés. Si repiten las mismas palabras, no van a ayudar al niño tanto con el desarrollo y el control del lenguaje. Con el lenguaje que ya saben, pueden ayudar mucho más fácilmente y cuando el niño es mayor tiene una fundación más clara para construir un vocabulario complejo. Puede ser difícil ver por qué puede ser mejor no usar el idioma dominante del país, pero si los padres proveen un vocabulario más extenso y diverso en su propio idioma, van a ayudar más que si usan un poco de un idioma que no saben muy bien.

En el estudio de Rodríguez, mencionado arriba, las familias tenían expectativas muy claras para los hijos, pero no sabían cómo realizarlas. Por eso, el estudio presenta la realidad de la enseñanza de dos idiomas cuando los padres no saben cómo enseñar un idioma. En estos casos, resultó que los niños no aprendían tanto como los padres querían. Era difícil para ellos hacer las conexiones entre el inglés y el español cuando la escuela no les ayudaba con español y los padres tampoco usaban el inglés. También, los padres pensaban que la confusión era parcialmente causada por su uso de dos idiomas mezcladas en la casa. Ellos pensaban que usando inglés a veces confundían a sus hijos porque no podían diferenciar entre los dos idiomas. Este problema está incluido en el estudio de Byers-Heinlein, donde ella explica la realidad del bilingüismo para los niños. Ella describe una versión del bilingüismo que puede ayudar a los padres en una situación semejante. En su estudio, expresa que es normal mezclar los dos idiomas a veces porque nadie es perfecto. Ella dice que los niños van a mezclar idiomas, y si los adultos lo hacen, los niños van a hacerlo también (“Bilingualism” 97). No es algo que los padres necesitan temer; es completamente normal.

En el estudio de Rodríguez, las familias tenían la expectativa de que los hijos aprendieran dos idiomas fácilmente, cuando ellos no sabían cómo enseñar un idioma. Todos tenían el mismo plan: usar inglés en la escuela y español en la casa y, naturalmente, los niños iban a aprender los dos. No pasó exactamente así. Los jóvenes podían fácilmente hacer las conexiones entre los dos idiomas cuando estaban aprendiendo sin ayuda externa. Sin embargo, los niños sí empezaron a aprender los dos idiomas. En el caso de Keith Gerren, él entendió que necesitaba cambiar su plan de enseñar ruso a su hijo. Después de años, su hijo empezaba a reconocer que su padre estaba hablando ruso. Con más tiempo, él podía reconocer algunas palabras. Si Keith supiera cómo enseñar un idioma, podría haber tenido resultados diferentes. Los malentendidos sobre el bilingüismo necesitan ser clarificadas para que otras familias puedan tener planes más eficaces.

Una teoría para explicar por qué los niños bilingües no están confundidos—y por qué están en un nivel comparable con el de los niños monolingües es “la teoría del lenguaje distribuido”. Para explicar esta teoría, Byers-Heinlein usa un ejemplo. Si hay dos primas de la misma edad, una bilingüe y la otra no, la chica monolingüe puede parecer tener un vocabulario más avanzado. La monolingüe puede tener, como ejemplo, noventa palabras en su vocabulario, todos en inglés. Su prima puede tener cincuenta palabras en inglés y cincuenta en español—pero con diez (más o menos) que ella sabe en los dos idiomas. Sin pensar en las diez palabras compartidas entre los idiomas, ella tiene un vocabulario total de noventa palabras—la misma cantidad de su prima. La teoría dice que entre los idiomas que tiene un niño bilingüe, va a haber un vocabulario total igual a un niño monolingüe de la misma edad (“Bilingualism” 105). Esta teoría respalda la recomendación que las familias deben introducir el idioma que saben mejor a los hijos para avanzar sus habilidades en general (Hoff). En vez de usar una versión limitada de un idioma, usar un idioma desarrollado puede añadir palabras al vocabulario total, lo cual ayuda a los niños a ser iguales a niños monolingües de la misma edad.

Otro estudio de Byers-Heinlein demostró que los bebés bilingües podían escuchar la diferencia entre un orador natural y alguien que no sabía el idioma. Cuando eran mayores, ellos aceptaban la pronunciación del orador no-natural si el error no afectaba el sonido. Los adultos bilingües a veces no podían oír una diferencia entre los oradores diferentes. Esta información puede ayudarnos a entender si el “periódico crítico” existe o no. Si hay variaciones entre las habilidades de percibir estas diferencias, hay una diferencia en los cerebros. Estas investigaciones están ayudando con el entendimiento de la realidad de la psicolingüística, pero como es algo tan complicado, va a haber algunas contradicciones en este momento.

Es posible hoy en día que los maestros obtengan la educación necesaria para apoyar el desarrollo del lenguaje. No es necesario para todos los maestros tomar estas clases, pero puede ayudar con la educación de los niños que están aprendiendo inglés. Si el maestro no tiene una especialización en la enseñanza de inglés como segundo idioma, no va a ser experto en esto, pero va a tener una mejor idea si toma algunas clases. Estas clases explican métodos diferentes que pueden ayudar a los niños, pero el método más común se llama “educación transicional bilingüe” (Sousa 52). Con este método, los maestros empiezan sus clases con el idioma de los niños. Con tiempo, incorporan el inglés en las clases diarias hasta que los niños saben el vocabulario básico y pueden entender las frases que usan los maestros. En este momento, los maestros dejan de usar el otro idioma para enfocar en la enseñanza de inglés. De esta forma, la enseñanza no empieza con la confusión total porque hay el momento inicial de incorporar los dos idiomas en la clase. También, los estudiantes pueden sentirse más cómodos con la idea de aprender en otro idioma si no están tirados en una situación donde no pueden entender nada (Sousa 52). Si el maestro sabe cómo ayudar a los estudiantes bilingües, va a ser una mejor experiencia para todos.

Con todas estas perspectivas diferentes, ¿cómo puede existir una idea aceptada por todos lados? ¿Cuál es la mejor opción para el niño? Como es un campo de psicología bastante moderno, va a haber contradicciones y pensamientos diferentes por mucho tiempo hasta que una idea central esté compartida por mucha gente. La realidad es que, en el pasado, había un consenso general que ser bilingüe era algo malo. Hoy en día, están de acuerdo sobre algunas cosas, pero hay diferencias en como piensan sobre cuál es la mejor manera de enseñar dos idiomas a la misma vez. ¿Qué deben hacer los padres? ¿Los maestros? ¿Cuándo deben empezar la enseñanza? ¿Hay una manera correcta o incorrecta de hacerlo? Las respuestas a estas preguntas realmente dependen en quién está ofreciendo su perspectiva. Es el caso con muchos campos de psicología: hay expertos que dicen una cosa y otros diciendo lo opuesto. Pero como todos los casos son diferentes, no va a existir una respuesta que funcione universalmente. Por eso, escuchar la diversidad de las opiniones de los profesionales puede ser algo muy positivo. Si un método no funciona por alguna razón, la familia puede utilizar otra perspectiva. No obstante, necesita tener cuidado en no utilizar muchos métodos diferentes, porque los niños necesitan algún tipo de regularidad para aprender cosas nuevas.

Otra dimensión importante es la perspectiva de los niños. A veces, no pueden entender por qué es una buena idea usar otro idioma, especialmente si la gente puede entenderlos usando el que ya saben. Puede ser difícil aprender un idioma y si ellos no quieren hacerlo, va a ser peor. En los EEUU, por lo menos, ellos van a necesitar y desarrollar el inglés. Si la familia no apoya otro idioma, es probable que el niño vaya a perderlo. Entonces, cultivar el interés del niño en usar los dos idiomas es algo necesario para que ellos no pierdan lo que tienen. No hay muchos estudios sobre el desarrollo del interés en aprender y usar dos idiomas, pero existen programas de televisión, libros, y canciones bilingües. Es muy posible encontrar los recursos necesarios para mantener la presencia de dos idiomas si la familia o la escuela no quiere tenerlos separados.

El apoyo para los niños aprendiendo dos idiomas cuando son muy jóvenes es fundamental para el desarrollo de los idiomas. Si ellos no tienen el apoyo externo, van a tener más dificultades aprendiendo los idiomas o van a perder el interés en hacerlo totalmente. Es la responsabilidad de la familia y de la escuela apoyarlos con el desarrollo de sus habilidades en los dos idiomas y también con su interés. Cuando las escuelas pueden trabajar con los padres, los niños reciben una educación del lenguaje más completa. Usando las opiniones e investigaciones de los expertos, la escuela y los padres pueden hacer el mejor trabajo posible para apoyar estas mentes en desarrollo.

Bio - Jenna Millette

Jenna Millette is in her fourth year at UMass Lowell. She is a major in World Languages with a focus on Spanish and a minor in Portuguese. She is also a member of the Sigma Delta Pi Spanish Honor Society and teaches language classes to early language learners.

Obras Citadas

  • Byers-Heinlein, Krista. “Bilingualism in the Early Years: What the Science Says.” LEARNing Landscapes, Vol. 7, No. 1, Autumn 2013.
  • Byers-Heinlein, Krista. “Spoken Word Recognition.” The Listening Bilingual. Hoboken, NJ: Wiley-Blackwell, 2018, pp.176-198.
  • Hoff, Erika & Giguere, David & Quinn, Jamie & Lauro, Justin. “The Development of English and Spanish Among Children in Immigrant Families in the United States.” Pensamiento Educativo, Journal of Latin American Educational Research. 2018.
  • Gessen, Keith. “Why Did I Teach My Son to Speak Russian?” The New Yorker. 2018.
  • Grosjean, Francois. “When a Parent Is a Child's Only Language Source.” Psychology Today. 2018.
  • Rodriguez, M. Victoria. “Families and Educators Supporting Bilingualism in Early Childhood.” School Community Journal, Vol. 25, No. 2, 2015.
  • Sousa, David A. How the ELL Brain Learns. Corwin: A Sage Company, Thousand Oaks, California, 2011.